sábado, 23 de enero de 2010

DESENTERRANDO LA DIGNIDAD


Estoy feliz. Ayer me llamó mi abuela para decirme que, por fin, abren la fosa en la que creemos están los restos de mi bisabuelo Bonifacio. Fue fusilado en agosto de 1936 por pertenecer a la UGT, a la Junta Agrícola Local de su pueblo, Ablitas (Navarra) y por defender los derechos de los jornaleros y pequeños propietarios que habían conseguido sus tierras con el trabajo de muchísimos años, como era su caso.
Me enteré de esta historia el día que le pregunté a mi padre por qué se llama Bonifacio, ya que me estaba suponiendo un trauma en el instituto. Mi padre me contestó: "Pregúntaselo a tu abuelo". Y en la siguiente visita a los abuelos él me contó un poco la historia, pero de forma muy breve porque él sólo tenía 3 años cuando se llevaron de paseo a su padre y porque nunca le ha gustado hablar de este tema. Demasiada rabia contenida, supongo.
Años más tarde, gracias a los conocimientos adquiridos por una beca de investigación y con la información que me proporcionó mi tía-abuela Carolina, conseguí recuperar el certificado de defunción de mi bisabuelo, en el que decía que dos testigos aseguraban haber visto su cadáver y que había muerto "por el Movimiento Nacional". Sin embargo ningún documento acredita que su cuerpo fue enterrado en el cementerio de Tudela (Navarra), gracias a la solidaridad de una aristócrata que cedió las tierras de su familioa para que los fusilados por Franco tuvieran un enterramiento medianamente digno. Vamos, para que no fueran enterrados en una cuneta, mucho más difícil de localizar y mucho más habitual en aquellos tiempos.
Ahora los familiares de algunos de los fusilados en Ablitas durante la Guerra Civil han creado una asociación y gracias a esto hemos conseguido lo que tantos años llévabamos esperando: que cada cosa esté en su sitio. Aún no han empezado las excavaciones pero estoy esperanzada. Estoy contenta porque por fin mi abuelo va a tener la oportunidad de descargar la rabia contenida y de visitar en Todos los Santos un único cementerio para recordar a su madre y a su padre. Es una pena que no se haya valorado la Ley de Recuperación de la Memoria Histórica tal y como se merece. Muchas familias estamos consiguiendo recuperar la dignidad enterrada en fosas de cementerios y cunetas durante tantos años.

2 comentarios:

Diego dijo...

Ponnos al día de cómo van las excavaciones...

bss

Belén Gordo dijo...

Yo también estoy feliz. Me alegro por ti, por los tuyos y por el derecho a la dignidad.